viernes, 5 de febrero de 2010

Un simple plátano


Carta de una médico cooperante sobre la gratitud

Este texto es una carta al director enviada al suplemento de un periódico, XL Semanal

y que ganó el premio a la mejor carta de aquella semana.

La firma Dulcina Fonseca García y se titula “Un simple plátano“.

Después de 11 años trabajando como médico en uno de los países que hemos bautizado como ‘Tercer Mundo’, debí volver a mi casa por asuntos personales.
En una cena familiar, un pariente cercano me preguntó que para qué había estudiado Medicina si estaba malviviendo en una zona perdida de la selva. Sin siquiera darme tiempo a responder, justificaba socarronamente su duda afirmando que, para vivir así, mejor me hubiera hecho misionera y no habría tenido que ¿malgastar? los mejores años de mi juventud estudiando.
Lo realmente curioso es que casi todos los allí presentes le daban la razón haciéndome sentir un animal raro.
Quizá yo pensaría como ellos si me faltase la experiencia de estos años: muchos pacientes han llegado a ofrecerme un plátano como agradecimiento por haber ayudado en un parto o haber aliviado un dolor innecesario de una enfermedad incurable.
Un simple plátano, qué miseria para nuestros estómagos saciados, ¿verdad?.

Lo que muchos no saben es que dos plátanos son la cena incluso la comida de un día completo de un matrimonio con tres niños. Sin embargo, en una acción de máxima gratitud (eso que a los occidentales nos falta) han reconocido mi modesto trabajo compartiendo conmigo lo máximo que tienen.

¿Puede un profesional sentir mayor satisfacción?
Dulcina Fonseca García


2 comentarios:

Natacha dijo...

Es penoso darse cuenta de que algunas de las personas que nos rodean (y nosotros mismos, a veces) perdemos la capacidad de apreciar las cosas pequeñas.
Nuestro "primer mundo" es abundante en todo... excepto en la admiración por la sencillez, la generosidad y lo importante de los pequeños detalles.
Lo siento por ellos. Lo más hermoso del mundo es darse a los demás, por un plátano o por una simple sonrisa.
Un beso, bonita
Natacha.

Whillow dijo...

Esa mujer sí sabe lo que es disfrutar de la vida.
Además no es egoísta, ha trabajado duro en su vida de estudiante para darlo abiertamente a quien no tiene nada...creo que ha ganado bastante más que un plátano, ella tiene ganado el reino!!!...

¡A gritos pido yo que el mundo entero se vuelva como ella!!!